Tantos best-sellers, tantos advenedizos que se suman al carro y tantos entendidos de pastel forman un mar artificial que suele confundir al lector, y no me refiero al lector entendido de género negro, que a este no se le engaña. Me refiero a aquellos lectores que son mayoría y que no tienen tiempo de investigar y que, a lo sumo, y bastante hacen, compran un libro en una gran superficie aprovechando que van con su pareja a hacer la compra de la semana. Sí, ese libro publicado por una gran editorial que está en primera fila con faja oscura y letras doradas con un mensaje parecido a «número uno en novela negra». Y el sufrido lector se encuentra con un libraco de unas quinientas páginas generalmente escrito por un nórdico o por un español que, sin puñetera idea del género, ha publicado su tostón negro, generalmente por encargo de su editorial, en clave de lo que se ha venido a denominar thriller que no hay dios que se lo ventile.
No es el caso de Julián Ibáñez, maestro del género patrio donde los haya, perteneciente a una generación de escritores que debería tener tanta importancia como la del 98 o la del 27 si esto fuera un país serio. Serios deben de ser los de la editorial Cuadernos del laberinto, porque es la segunda que publican al maestro en poco tiempo, ambas de uno de los personajes más emblemáticos del autor: Bellón.
Bellón es un buscavidas en clave de anti héroe que protagoniza y nos narra en primera persona Todas las mujeres son peligrosas. En esos momentos trabaja de portero en un puti club. Una noche, un tipo agrede a una de las chicas y se va dejando una deuda. En principio, Saritos, la dueña del garito por la que Bellón suspira y sueña, culpa a nuestro protagonista del incidente y le despide. Después, recula y le dice que le busque. Entre tanto, Bellón tiene que “meter algún billete en su bolsillo” y hace de escolta de mujeres maltratadas o de robaperros para revenderlos en el mercado negro.
Cuando por fin se pone a buscar al tipo se da de bruces con una trama de altos vuelos que le explota en la cara, poniendo su propia vida en peligro en varios capítulos. Por las páginas de la novela también aparecen personajes secundarios de otras de la saga, como por ejemplo Emilia, su medio pareja, o Azucena, una inspectora de policía a la que da algunos chivatazos por dinero. También nos encontraremos con garitos recurrentes de otras novelas suyas, incluso de las que no son de Bellón. ¿Quiénes no recuerdan “El Menta y Canela” o “El elefante blanco”?
Julián Ibáñez lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a perpetrar otra novela negra con la maestría que le da su oficio. Páginas llenas de metáforas a lo Chandler, cinismo a raudales y una escritura sencilla que, no obstante, no es apta para espíritus sensibleros. Y es que como dice el maestro Andreu Martín: lo que parece fácil de leer no es nada fácil de escribir. E insisto: Julián Ibáñez lo ha vuelto a hacer.
Paco Gómez Escribano
Todas las mujeres son peligrosas
Julián Ibáñez
Cuadrenos del Laberinto
Colección ESTRELLA NEGRA,
218 páginas
I.S.B.N: 978-84-943165-0-0 • 15€
Año 2015
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