dimarts, 28 de juliol del 2015
'La fiesta de la insignificancia' - Milan Kundera
La última novela del genial Kundera tiene poco de festiva y mucho de insignificante. ¡Maldita vejez! Hay que retorcer las toallas mojadas, exprimirlas en un último esfuerzo, la boca abierta, ansiosa, atrapando las últimas gotas del maná que nos mantiene vivos. Sí, hablo del dinero. Algo tan mezquino como vital, máxime cuando fallan las fuerzas y uno necesita valerse de manos mercenarias. Oscar Wilde, agonizando solo, paupérrimo y concluyendo: “Muero como he vivido, por encima de mis posibilidades”.
Está muy bien salir de escena con una frase memorable, pero no dicha en semejante marco. Y para ello, para que las últimas palabras se pronuncien en un lujoso escenario y no en un mísero teatrucho, hay que hacer juegos malabares, piruetas a veces más propias de artistas callejeros que de grandes divos de la escena. Puede que ello sea humillante, degradante, triste y doloroso, pero hay que redondear la pensión como sea. Ante la decrepitud, ante el implacable peso de los años, me viene a la mente el famoso poema de Ginsbert, “Howl”, y aúllo al ocaso mientras recito: “he visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”. Sí, ya sé que el poeta beat alude a la destrucción temprana por drogas, algo que siempre ha tenido más tirón literario que la mansa estampa de lo que llaman tercera edad. Pero en el fondo es lo mismo, la mirada perdida de un joven drogadicto o la de un anciano senil.
Ojo, no estoy diciendo que el insigne Kundera esté senil. En absoluto. No es ni mucho menos lo que uno piensa leyendo su último libro editado en España. Pero vamos, ya me entienden… Esperas pasar unas horas apasionantes con su lectura, lo abres relamiéndote y sí, es su estilo, su inmejorable estilo, el de sus maravillosas novelas, “La broma”, “La despedida” (mis preferidas) y todas las demás, pero tienes la impresión de que han echado mano de un viejo borrador, un esbozo que quedó olvidado en un cajón o en un archivo, le han dado un par de retoques y listo. Agradeces el aroma que evoca un manjar que llevas tiempo sin paladear y que, me temo, se extinguió como muchas especies. Es el tiempo, inclemente, recordándote que todo se acaba, aunque la obra sobreviva al autor y lo haga inmortal en la memoria.
Alicia Estopiñá
LA FIESTA DE LA INSIGNIFICANCIA
MILAN KUNDERA
TUSQUETS EDITORES, 2014
ISBN 9788483839287
Nº de páginas
144 págs.
ISBN: 9788483839287
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