Siempre es todo un acontecimiento la publicación de un nuevo libro de ese artista de la palabra que es Montero Glez. Pendientes estábamos sus lectores, ya que él mismo anunció en los micrófonos de la radio de Fiat Lux, ante el periodista Javier Manzano, que iba a salir algo nuevo y que tenía que ver con el mundo quinqui, algo que me llamó poderosamente la atención ya que yo había publicado "Yonqui", una novela que sobrevolaba en toda su extensión por ese mundo.
Meses más tarde, diversos medios de comunicación anunciaban que el maestro había ganado el VIII Premio Logroño de Novela precisamente con ese proyecto y fue Algaida, editorial que patrocina varios premios literarios, quien dio vida a "Talco y bronce", el hasta ahora último título de la dilatada trayectoria de un autor que ha ganado además, entre otros premios el Azorín y el Llanes de viajes.
"Talco y bronce" nos sumerge directamente en un mundo de SEATS 1430, de heroína, de atracos y de venganzas. Nos muestra aquella España oscura tras la transición en la que pequeñas bandas empezaron a atracar estancos, farmacias, gasolineras y bancos, principalmente motivados por un futuro inexistente para unos jóvenes del extrarradio de las ciudades que se ahogaban, para mayor desgracia, en el fondo de una jeringuilla. Pero la cosa no queda ahí, pues la novela da cuenta de un sistema policial que no acaba de ver con buenos ojos la llegada de la democracia, una policía nacional reforzada en todos sus estamentos por efectivos de la desaparecida y temida brigada político social que, a falta de rojos para torturar, se ensañaban con los delincuentes comunes. Una policía corrupta que se beneficiaba de atracos por encargo o que quería sus porcentajes de los palos que daban estos chavales jugándose la vida.
Montero Glez sigue fiel a su estilo: una prosa escrita desde las entrañas del alma, una escritura, como alguien dijo, a navajazos, y un dominio de la metáfora que por momentos resulta escalofriante y que a mí particularmente me da envidia, de la sana, se entiende. La novela no pretende ser un documental, sino que se centra en lo personal, en lo cotidiano. Montero sabe ver como nadie ese aspecto de las cosas que a los demás se nos escapa. Valga como ejemplo su novela "Pistola y cuchillo" que, si bien era una novela sobre Camarón de la Isla, se centraba únicamente en lo íntimo, mostrando la faceta humana del cantaor, si bien de esta manera consigue con maestría hacer más grande al personaje, a sus personajes.
Escrita con pautas de novela negra bajo el prisma de su propio estilo, el maestro ha vuelto a rizar el rizo y solo él sabrá en qué historia se pondrá a trabajar próximamente. Hace poco tuve el privilegio de saludarle y abrazarle, así como de escucharle. El atípico escritor citó a la prensa en la taurina taberna Casa Sierra, situada en la calle Villafranca número 11, muy próxima al coso de la Monumental de las Ventas. Habló de "Talco y bronce", su novela, y de cómo veía el panorama literario español. Lo que hablamos fuera tomando unas copas me lo guardo para mí.
Montero Glez, genio y figura.
Paco Gómez Escribano
Talco y bronce'
Montero Glez
ALGAIDA LITERARIA
PREMIO LOGROÑO DE NOVELA
Páginas:312
Abril de 2015
Precio: 18,00 €
ISBN:978-84-9067-188-7
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