Novela corta, pero intensa en interpretaciones, editada con gran detalle y buen gusto por una editorial que, acabo de comprobar, cuida de sus libros como si fueran tesoros. Si a todo ello le sumo el hecho de que la leí en Japón, no sé si podré ser imparcial en esta crítica. “Senos y huevos” se ha mezclado en mis recuerdos con los paseos por Dotombori, con la paz de los santuarios sintoístas de Kioto, con el placer de los baños termales de Hakone, con la grandiosidad de Tokio… En cada una de las japonesas que pasaban por mi lado, intentaba descubrir la mirada de alguna de las tres mujeres que constituyen el universo de este pequeño gran libro. Y sí, lo descubrí, pero también cuando me miré en el espejo o quedé con una amiga al llegar a casa y la miré a los ojos.
Natsuko es la narradora protagonista que nos presenta a Makiko, su hermana, que viaja de Osaka a Tokio con su hija adolescente Midoriko. Tres mujeres son los únicos personajes que pasean entre las hojas de este libro y nos muestran sus reflexiones sobre el hecho de ser mujer, la relación que tienen con su cuerpo y con el de los demás y sobre el conflicto interno de abandonar la niñez o aceptar un cuerpo que no te gusta.
Makiko se ha separado de su pareja, trabaja de camarera en un bar y debe entender a una hija adolescente que pasa sola las noches y se niega a hablar. La madre decide operarse los pechos y la niña oculta su menstruación. En esta relación de no entendimiento y de negación a su imagen, parece ser que ambas focalizan sus problemas en el cuerpo.
Utilizando el principio de “menos es más”, como en muchas obras japonesas, con este aparente sencillo hilo argumental, la autora dibuja el universo femenino. Utiliza un lenguaje segmentario, sin perder el ritmo de la narración; intercala los textos del diario personal de Midoriko, en los que escribe los pensamientos y reflexiones que no verbaliza; las discusiones con su hermana, discusiones que, como en la no ficción, están a menudo vacías de planteamientos verosímiles; incorpora interrupciones e inflexiones que aportan a la historia toda la lógica contradictoria con la que nos movemos por una vida que normalmente no analizamos y no entendemos.
Hay una escena que dará al lector mucho en que pensar y que, creo, es una catarsis entre madre e hija, ante la cual, la narradora impactada tan solo observa. Las dos mujeres se discuten mientras se estampan huevos en sus propias cabezas. Midoriko, entre sollozos y con grumos de yema y clara pegados en su cara y en su frente, pregunta a su madre por la verdad…
“Midoriko, la verdad… La verdad es algo que todo el mundo cree que existe. Todos estamos convencidos de que está en alguna parte, de que hay una para nosotros. Lo creemos firmemente, pero lo cierto es que a veces no existe, a veces, incluso, ni siquiera hay una verdad.”
Mieko Kawakami, nacida en Osaka, es escritora, blogger y cantante. Pertenece a una generación vanguardista y poco convencional de jóvenes escritores que abordan historias actuales. “Senos y huevos”, (Chichi to Run, 2007) es su cuarta novela, que ha sido galardonada con el premio Akutagawa.
—No recuerdo si Makiko se opera o no de sus pechos, pero esa obsesión, siendo uno de los ejes de la historia, queda en segundo plano ante la fuerza de la narración. Tal vez un día intente cascarme huevos en la cabeza, puede ser una buena catarsis o un método zen.
Griselda Martín Carpena
SENOS Y HUEVOS
Autora: Mieko Kawakami
Traducción: Fernando Cordobés y Yoko Ogihara
Editorial: Sd-edicions.
Colección: La caja de laca.
1ª edición. Barcelona 2013
113 páginas.
ISBN: 978-84-941163-4-6
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