“La ciudad de los ojos grises” es la última novela de Félix G. Modroño y, en un su todavía corta presencia en librerías, ha conseguido acumular buenas críticas y miles de lectores. La novela tiene como escenario principal la ciudad de Bilbao cuyas transformaciones analiza el autor en detalle y con la sabiduría del buen conocedor.
¿Qué tiene Bilbao para que la ciudad sea un personaje más de tu novela?
Bilbao era uno de esos pequeños puertos que se convirtieron en grandes ciudades con la revolución industrial, con todo lo que ello conlleva. Me interesaba mucho contar cómo se transformó la villa y en qué medida influyeron aquellos años en su evolución posterior, tanto a nivel arquitectónico como ideológico. Sin duda, aquellos momentos marcaron la idiosincrasia vasca.
¿Qué fuentes has utilizado para situar la acción en el contexto social, económico y urbanístico de la época?
He manejado numerosas monografías para estudiar cada parcela por separado: arquitectura, sanidad, gastronomía, cultura, minería… y, sobre todo, el papel que desempeñaba la mujer en aquella sociedad. Además he leído novelas y memorias de los integrantes de la Generación del 98 –muy especialmente de Unamuno- y de otros protagonistas de la época como Indalecio Prieto. Y, por supuesto, he regresado a todos y cada uno de los lugares en que ambiento la novela para tratar de observarlos con ojos de hace cien años.
“Hasta la última década del s. XIX el País Vasco era un lugar apacible”. ¿Puedes explicarnos en pocas palabras que sucede a partir de entonces y cómo se transforman el territorio y sus gentes?
La “culpa” la tuvo un ingeniero inglés que descubrió un proceso de refinado para crear acero en cantidades industriales a partir de hierro bajo en fósforo y azufre. Ese hierro solo se daba en Bizkaia y resultaba muy fácil de extraer. La demanda de mano de obra fue tan grande que Bilbao pasó de tener 18.000 habitantes a 100.000 en apenas cuarenta años. Fue un fenómeno demográfico casi sin precedentes que cambió brutalmente los hábitos de vida de sus gentes. Este crecimiento trajo lo que pomposamente se ha dado en denominar progreso, pero acarreó una pérdida de valores tradicionales que ha venido arrastrándose hasta nuestros días.
Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao para rendir homenaje a Izarbe, la mujer que amó y se ve enredado en la investigación de las causas de su muerte. ¿Cómo describirías esa forma de amor que no conoce tiempo ni espacio?
¿En una palabra? Novelesca. Hablando en serio, creo que esa forma de amor tiene que ver mucho con la idealización que alguien puede hacer de la persona amada y el anhelo de la búsqueda de la felicidad, a sabiendas de que estamos siendo utópicos. Y lo curioso es que esa sensación puede llegar a reconfortar.
“La ciudad de los ojos grises” tiene algo de novela histórica, algo de novela negra y un poso evidente de romanticismo. ¿Cómo la definiría su autor?
Es mi novela más personal. Es cierto que bebe de varios géneros, incluso del de viajes, pero he tratado que no predomine ninguno para que, al final, el lector se quede simplemente con la historia. Lo que sí es verdad es que he procurado que se mantenga la intriga a lo largo de la novela; por eso, hay intriga histórica, intriga criminal y, por supuesto, intriga sentimental.
¿Qué valores destacarías de tu novela “La ciudad de los ojos grises”?
He vertido en sus página muchas emociones: amor, pasión, dolor, nostalgia… Solo espero haber sido capaz de transmitírselas al lector.
Empar Fernández
La ciudad de los ojos grises
Félix G. Modroño
Algaida Editorial
400 Páginas
I.S.B.N.: 978-84-9877-751-2
Febrero 2012
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada