Antes de reseñar este
libro he consultado con la almohada por varias razones: conozco a su autor
personalmente y Alrevés es también mi editorial. Tal vez podría haber elegido
un pseudónimo para firmar esta crítica, pero eso no habría sido mucho mejor. O
podría poder haberle pedido a alguien que la hiciera por mí.
Si al final he decidido
hacerla personalmente, con el aviso previo es por una única razón: Narcolepsia
me ha impactado, y no es una novela que uno pueda olvidar entre muchas otras en
la estantería del fondo. Y contra eso, poco tienen que decir las prevenciones
anteriores.
Jordi Ledesma nos trae de
la mano de su protagonista, El Perla, un mundo que vive aquí al lado, el del
tráfico de droga, el del menudeo en los barrios obreros y en las fiestas de la
parte alta, el de la corrupción, cuando no incapacidad policial para luchar
contra una delincuencia siempre renovándose para delinquir. Este chico, El
Perla, que podría haber hecho cualquier cosa bien en la vida y que elige la
peor de ellas, convertirse en camello, nos sirve de guía, de su mano aprendemos
cómo se “hace” la droga y recorremos sus circuitos de distribución. En eso es
bueno el escritor, pero no es lo que a mí me ha interesado. Todos hemos leído
historias parecidas, todos podemos sentirnos más o menos cercanos a los
personajes de Narcolepsia, y yo no podía dejar de pensar en el Pijoaparte de
las Últimas tardes con Teresa de
Marsé.
No, lo que me ha atrapado
de Narcolepsia es la experiencia personal, los recuerdos propios que se van
despertando a medida que uno va leyendo un paisaje que le resulta familiar.
Cuando Jordi describe a un personaje de su novela, yo le pongo rostro en mi
vida, cuando describe el barrio de la Barceloneta en los años ochenta, yo me remito
a la otra punta de esa misma periferia para darme cuenta de que las fronteras
son iguales al norte que al sur. Muros invisibles que cuesta una vida saltar.
Esa es la belleza de esta
novela, a mí entender: la humanidad rabiosa, la verosimilitud, la fuerza
narrativa de algo que, más allá de lo literario, palpita porque es vida, casi
una crónica novelada de aquellos años en los que los sueños del éxtasis, y las
drogas entraban en la juventud como un cáncer aniquilador. No hay moralidad en
lo que estos personajes hacen. Sólo un chico joven que cree que está jugando un
juego, hasta que el juego se vuelve demasiado real, y ya es tarde para él.
Este chico flaco de
Cambrils, como ha bautizado a Jordi Ledesma el gran Raúl Argemí, parece la
antítesis de su personaje, incapaz de escribir algo así. Pero lo ha hecho, y
cuando le pregunto cómo, me mira con una sonrisa de niño. Un niño que ha vivido
ya muchas vidas.
Victor del Arbol
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2012
AÑO DE PUBLICACIÓN EBOOK: 2012
IDIOMA: Castellano
ISBN: 978-84-15098-43-0
ISBN EBOOK: 978-84-15098-51-5
NÚMERO DE PÁGINAS: 356
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